Qué es
Reducir el consumo de carne y lácteos conduciría a predios y planteles cada vez más pequeños y, en última instancia, reduciría las emisiones de la producción ganadera. También mejoraría la salud de los sudamericanos. El consumo promedio de proteínas provenientes de carnes (vacunas, porcinas, aves y ovejas) en algunos países de Sudamérica (Argentina, Brasil, Chile y Colombia) fue de 53 g/cápita/día en 2019, oscilando entre 35 en Colombia y 63 en Argentina. —Eso es 30 gramos más que los 23 gramos por día recomendados por el Estudio de Carga Global de Enfermedades. Para estos países, la carne, excluida la carne de vacuno, proporciona un promedio de 36 g/cápita/día. Por lo tanto, la ingesta de proteínas en estos países excede las demandas nutricionales en comparación con los niveles objetivo. De hecho, los cerdos, las aves de corral y las ovejas podrían satisfacer todas las necesidades nutricionales. En otras palabras, se puede disminuir el consumo de carne sin poner en riesgo la nutrición.
Dónde se puede implementar
En todos lados.
Cómo funciona
Esta solución requiere que los formuladores de políticas desarrollen e implementen políticas y programas que motiven a las personas a reducir su consumo de carne y productos lácteos. Las políticas y programas pueden estar dirigidos a individuos y organizaciones.
Las estrategias que los gobiernos pueden adoptar incluyen, entre otras:
- Programas y campañas educativas que comuniquen los beneficios de reducir el consumo de lácteos y carne para la salud y el medio ambiente;
- Campañas nacionales que motiven a las personas a ser vegetarianas uno o más días a la semana;
Iniciativas para alentar a los restaurantes a ofrecer más comidas sin carne o con menos carne;
Adoptar estrategias de adquisición que reduzcan el consumo de carne y lácteos para reducir las emisiones; - Proporcionar recursos a organizaciones que buscan reducir la carne y los lácteos dentro de su enfoque de adquisiciones;
- Eliminar gradualmente los subsidios y las políticas que reducen el precio de la carne y los productos lácteos;
- Subvencionar o proporcionar otro tipo de apoyo a las alternativas vegetales a la carne;
- Etiquetar la carne con una imagen de la cabeza del animal, lo que se ha demostrado que reduce el consumo de carne;
- Incorporar información relacionada con el sistema alimentario y sus impactos climáticos en el currículo educativo; y
- Actualización de las directrices nutricionales para reflejar las consideraciones sobre el impacto climático.
Quién lo está haciendo
Organizaciones sin fines de lucro, como Vegetarianos Hoy en Chile y Unión Vegana Argentina, han montado campañas públicas enfocadas en evitar la carne los lunes (campañas #MeatlessMondays). En Chile, Vegetarianos Hoy busca dar forma a las políticas y ha colaborado con el gobierno nacional. Las iniciativas conjuntas incluyen agregar políticas sobre cambio climático, bienestar animal y alimentación a los planes de estudio escolares, así como un cambio en la ley de adquisiciones públicas que requiere que el ejército y otros organismos del sector público den prioridad a los alimentos saludables de origen vegetal. Los funcionarios chilenos también crearon regulaciones que exigen el etiquetado obligatorio de productos veganos y vegetarianos para que sea más fácil para los clientes identificarlos.
Consideraciones de política pública
Leyes, políticas y regulaciones
Los gobiernos, a diferentes niveles, pueden tomar medidas para reducir el consumo de carne y lácteos. Los gobiernos nacionales pueden exigir regulaciones de etiquetado y adquisición que favorezcan un menor consumo de lácteos y carne. Por ejemplo, los programas nacionales o regionales de comidas gratuitas para estudiantes pueden rediseñarse para ofrecer menos carne y más comidas vegetarianas. Los gobiernos también pueden actualizar las directrices nutricionales nacionales teniendo en cuenta el impacto climático y reducir los subsidios que reducen el precio de la carne y los lácteos. Varios niveles de gobierno pueden realizar campañas educativas y trabajar con empresas locales para introducir más opciones basadas en plantas.
Comunicaciones
Todas las políticas deben estar respaldadas por estrategias de comunicación detalladas que consideren qué mensajes serán más efectivos en el contexto local. Además de brindar información sobre los beneficios de reducir el consumo de carne y lácteos, las estrategias de comunicación también deben considerar cómo refutar la información errónea y los conceptos erróneos relacionados con el tema.
Colaboración con organizaciones influyentes
Los gobiernos pueden ampliar su alcance colaborando con organizaciones influyentes, como organizaciones populares sin fines de lucro o grandes empresas, para implementar campañas e iniciativas educativas como #LunesSinCarne.
Impactos desiguales
Los sectores productores de carne y lácteos son económicamente importantes en muchos países de América Latina. Reducir el consumo de carne y lácteos reducirá los empleos y las oportunidades en el sector, lo que afectará a los agricultores que crían ganado y otros tipos de ganado, a los agricultores que suministran piensos, a los trabajadores del procesamiento de carne y a otros. Los agricultores que poseen un plantel pequeño o tienen deudas pendientes con empresas cárnicas, así como aquellos que participan en cadenas de suministro integradas verticalmente, pueden verse particularmente afectados. Los agricultores arrendatarios también pueden tener dificultades para hacer la transición a otros productos.
Para minimizar estos impactos negativos, los gobiernos pueden identificar los grupos afectados en la cadena de suministro de carne y lácteos y desarrollar iniciativas para apoyarlos junto con políticas que reduzcan el consumo de carne y lácteos. Por ejemplo, se podría apoyar a los agricultores que suministran piensos para el ganado en la transición a diferentes cultivos o en la identificación de mercados alternativos para los cultivos existentes. Las regiones que dependen del sector cárnico y lácteo pueden necesitar apoyo financiero y una estrategia para diversificar la economía y hacer crecer otras industrias. Los agricultores endeudados pueden necesitar apoyo a medida que disminuye el consumo de carne. Los trabajadores de las plantas cárnicas pueden beneficiarse de programas de capacitación para realizar la transición a otros trabajos. El tipo y la naturaleza del apoyo dependerán de las necesidades locales, así como de los deseos de las comunidades afectadas.
Estatus socioeconómico
Quienes tienen ingresos más altos tienden a consumir más carne y lácteos, por lo que centrarse en ellos tiene el mayor potencial para reducir las emisiones.